“Es mi fanático me vuelve
loca...”, la canción de Lali Espósito sonó en el inicio del acto de Cristina
Kirchner en Santiago del Estero. En cada repetición del estribillo, la
presidenta del PJ agitaba los brazos, daba pequeños saltos y tarareaba. La
escena condensa, en gran parte, lo que fue la primera aparición de CFK en un
acto organizado por la estructura partidaria: críticas al modelo económico de
Milei –el retorno a un modelo agroexportador obsoleto, la defensa del Estado y
la comparación con Trump– además de denunciar persecución, en un escenario de
creciente polarización entre ambos. “No me lo van a perdonar nunca, y la
condena y la proscripción son el vuelto de esas decisiones. No me quejo",
dijo la expresidenta en referencia a las políticas públicas de sus dos
gobiernos. Pero el discurso también fue hacia adentro, en el Día de la
Militancia, pidió convocar a todos los sectores más allá del peronismo.
“Tenemos que ser amplios y convencer”, dijo y agregó: “Caminando juntos
llegamos mucho más lejos”.
Pasadas las siete de la
tarde, el Estadio de básquet del Club Quimsa, en el centro de la capital
santiagueña, explotó de cánticos cuando ingresó CFK. Lo mismo afuera, sobre las
calles Corrientes e Independencia, repletas de gente que miraba el acto
organizado por el PJ provincial desde pantallas gigantes. Alrededor de 10.000
personas, según los organizadores. Santiago del Estero fue la primera
jurisdicción en la que CFK encabezó un acto como autoridad del PJ, después de
algunos recorridos en el conurbano bonaerense. “No me van a hacer arrepentir de
nada de lo que hice", dijo sobre el fallo por la causa de Vialidad. Y
agregó algo que ya había dicho en la semana: "El castigo que me quieren
imponer, al lado de otros que sufrieron quienes ya no están, quienes continúan
desaparecidos, el precio es bastante poco y estoy dispuesta a pagarlo”. Una
frase con la potencia suficiente para levantar a todos de sus asientos.
Más allá del ataque
personal, CFK focalizó sus críticas hacia Milei, a quién calificó como un
“koala” aferrado a Trump (una idea que ya había deslizado el viernes Máximo
Kirchner). “¿Alguno se cree que el presidente electo de Estados Unidos se
parece a este?. Este parece un koala, payasesco, humillante. Los argentinos no
nos merecemos estas humillaciones", dijo y, otra vez, los aplausos y ovaciones.
"Oooh, vamos a volver”, la canción característica durante los cuatro años
del macrismo volvió a la escena de la militancia ayer. Repetida una y mil
veces, igual que: “Cristina presidenta”.
“Me encantaría sacarme
una foto con Cristina, me encantaría tocarla. Como las veces que ha venido y
que he tenido la dicha de saludarla”, comentó Claudia Pérez Tolosa. Llegó al
estadio a las 9 de la mañana con sus compañeros y permanecieron en la vereda
más de siete horas hasta el ingreso. Esperaron bajo los árboles sentados en
sillas de plástico negras, con mates y galletitas de agua. Claudia tiene 53
años y hace más de tres décadas que milita, por eso ayer fue un día especial:
“Sentimiento, mucho sentimiento. Nuestros abuelos, tíos, todos tienen algo de
peronismo”, recordó y frenó por la emoción.
También llegaron
campesinos y campesinas del monte santiagueño, se acercaron desde Ojo de Agua,
Figueroa, Quimilí y otros casi 20 departamentos. Son decenas y forman parte de
MOCASE Vía Campesina. “Este es un movimiento peronista y nos sentimos parte de
la reconstrucción del país que vamos a tener que hacer después de que termine
el huracán de destrucción que encabeza Javier Milei”, dijo el referente
provincial Adolfo Farías. Sobre ese escenario devastado también habló CFK:
"El Peronismo es como que llega siempre para sanar los desastres
económicos que nos hacen en nombre del libre comercio y la libre empresa”, dijo
y recordó el préstamo de 70 millones de dólares a General Motors en 2009 tras
la crisis internacional. “¿A mi me van a decir que soy anticapitalista?. No me
jodan más”, se quejó.
También criticó el
modelo agroexportador que quiere instalar el gobierno de La Libertad Avanza.
“¿Esto nos quieren vender como exitoso? Ya lo vivimos”, dijo. “A las materias
primas hoy quieren agregarle gas, petróleo y minería. Todos sabemos que eso no
genera trabajo”, agregó. Además, revalorizó el rol del Estado y puso como
ejemplo Aerolíneas Argentinas y el Conicet. Dijo que es necesario discutir el
Estado para lograr desarrollo, aunque aclaró que se trata de “rectificar
errores, pero jamás renunciar a las convicciones y a la historia”.
“Su charla es un
alivio, te marca un norte, te va dando herramientas para argumentar y seguir en
la militancia”, confesó Teresita Acuña, una de las asistentes que también llegó
temprano, y recordó el regreso de Perón después de 17 años años de exilio.
“Aquella vez, la consigna era ´Luche y vuelve´ y siempre es así. Ahora uno lo está haciendo por ella, no
sabemos si se va a concretar por la zancadilla del sistema judicial, pero es
una consigna que está vigente todo el tiempo”, sostuvo.
Y en ese panorama
incierto que plantea el Gobierno de Milei es que CFK convocó a la militancia,
no solo peronista sino también a “los militantes de otros partidos políticos,
sociales, de las iglesias, militantes empresariales en tanto y en cuanto, no
sea la individual ni personal. Tenemos que ser amplios y convencer que desde lo
individual no se va a salvar nadie", recalcó. Antes, había elogiado el
modelo del Frente Cívico de Santiago del Estero en el que el gobernador de
origen radical trabaja en conjunto con el peronismo. Gerardo Zamora fue uno de
los oradores junto con el senador y presidente del PJ provincial, José Emilio
Neder.
Ana Rojas llevó un
cartel con una imagen de la expresidenta y la frase "Yo nunca voy a ser
mascota del poder, así me den 20 años". Desde abajo del escenario, le
muestra el cartel y agita los brazos. “Ella es una forma de unir nuestro
partido, es la referenta máxima, nadie se compara”, contó. Afuera quedó Alicia,
de 61 años, que vino con cuatro amigas desde Loreto, a 50 kilómetros de la
ciudad. “A la edad que tenemos, hemos recibido muchos beneficio de ella, ¿Ha
visto?. En agradecimiento estamos acá, algunos de mis hijos pudieron estudiar”,
dijo la mujer, madre de once hijos, algunos maestros, otros albañiles y otro
trabajadores golondrinas.